-Porque es error
temerle; dudarle basta.
¿Qué importa que mi ambición
diga que ha de despeñarme
del lugar más superior,
si para vencerla a ella
tengo entendimiento yo?
Y si me mata el verme
de esta suerte, ¿no es mejor
que me mate la verdad,
que no la imaginación?
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