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me
así, como tú me ves

martes, 7 de junio de 2011

El amor es cosa de niños.

Envidio a los niños pequeños que juegan a hacer que su vida sea perfecta al lado de una persona diferente cada semana. Porque ellos se enamoran a primerísima vista, se dan besitos a escondidas, se casan de mentira, se agarran de la manita sin prejuicios, se lanzan miradas tiernas, se escriben cartitas de amor, y, cuando se cansan, se buscan otra pareja, y quedan con la otra tan normal, como si nunca hubiera pasado nada, tan amigos. Se enamoran cada dos por tres y nadie dice nada. Qué pena que tengan que crecer y enfrentarse al amor de verdad: los amores adolescentes, en los que para enamorarte tienes que seguir una serie de pautas sin darte cuenta, esperar con impaciencia ese beso que te hace experimentar miles de cosas a la vez, soñar y soñar con tu amor, esperar a que te llame o a que te mande un SMS con una brutal impaciencia, querer estar a cada minuto del día con esa persona, pelear por tonterías, hacerse le difícil cuando crees que te toma por inocente, ver que se aleja y no puedes hacer nada, llorar, morir a medias, resistir a su olvido, vivir tu vida sin depender de la cosa más importante que tienes, joderte por que no pasara lo que pudo ser y no será, y aguantarte, porque, a pesar de que sabes que no te quiere, tú lo amas y ya...
Los que saben vivir con amor o sin él, son los que se verán sumidos en la decepción cuando llegue la hora de saber amar; así que dirán: "¡Esto no es como el cuento de hadas!".


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