Te quiero. Sí, te lo digo así, en frío. Es fácil leerlo, verlo en la pantalla del ordenador escrito. Y piensas: "Vale; pero ¿de verdad lo sientes?"
La duda no ofende. Solo es una deuda que pagas por tus actos y tus malas acciones, un pecado. Pero la puedo despejar. Puedo responder a todas tus preguntas solo con hacerte sentir lo que yo siento, solo con saber que tú me quieres y que yo te quiero. Puedo hacer que me mires y sonrías porque sí, puedo conseguir robarte un beso, y que te guste, puedo conseguir un susurro que me estremezca, puedo darte todo, a cambio de lo mismo, de menos, o de nada. Eso sí, primero, tienes que creer en mí.
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